miércoles, 16 de febrero de 2011

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     De salitre
      son los sueños de la costa,
      de la sal y de ese olor
      empalagoso y tierno
      que te acompaña perenne
      en las mañanas del puerto
      y en los atardeceres de poniente.
 
      De salitre
      son las penas de las hembras
      que observan en la noche la arribada
      de los barcos a sus casas
      contando a lo bajo las ausencias
      de los hijos que se fueron.
 
      De salitre
      son los amores perdidos
      tierra adentro
      cuando el olor de las olas
      se va diluyendo
      y se entremezcla con las jaras
      y el asfalto pegajoso.
 
      De salitre
      nuestras vidas calladas
      que se pegan como el salitre
      en los trasfondos del alma

poema de Luis E. Prieto

2011



      Llegaste a hurtadillas
      silbando por detrás de los pinares
      acompañado de nubes de gaviotas
      y de patos emigrantes.

      Acariciaste las olas y las dunas
      con tu olor fresco de poniente
      y despertaste a los cangrejos
      que comenzaban la mañana laboriosa.

      El mar se rizó a contrapelo
      y se hizo fresco y trasparente
      como una piscina de fondos arenosos
      que deja al descubierto
      tus secretos y tus íntimos volcanes
      en donde respiran tus navajas.

      Bandadas de pececillos
      zigzaguean al unísono
      entre tus entrañas trasparentes
      y el sol comienza a mandar sus rayos
      a través de tus rizados espejos
      que amortiguan sus calores.

      Es el viento de poniente:
      una voz suave y de puntillas
      que recuerda secretos y promesas
      de caracolas perdidas
      en algún lugar de la alborada

Luis E. Prieto

2011


Mar

Parece, mar, que luchas
-¡oh desorden sin fin, hierro incesante!-
por encontrarte o porque yo te encuentre.
¡Qué inmenso demostrarte,
en tu desnudez sola
-sin compañera... o sin compañero
según te diga el mar o la mar-, creando
el espectáculo completo
de nuestro mundo de hoy!
Estás, como en un parto,
dándote a luz -¡con qué fatiga!-
a ti mismo, ¡mar único!,
a ti mismo, a ti sólo y en tu misma
y sola plenitud de plenitudes,
... ¡por encontrarte o porque yo te encuentre!
(Juan Ramón Jiménez)

2011


Poema del Autor/a: Basilio Sánchez


Nombre del Poema: Paisaje de invierno


Donde el agua se espesa, una palabra
que se queda en los labios es un hilo de nieve.
Donde la voz se pierde está el secreto
de las manos del frío,
de todas las pequeñas hojas cristalizadas.
Una estrella oscilante se detiene
para la intimidad de la vigilia.
La calle está mojada, el paseante
va pisando la luna bajo la indiferencia de los árboles,
bajo la indiferencia de una noche
que ahora mismo se ordena
sobre las previsiones de sus lámparas.
Como un faro en lo alto,
la luz en la ventana de una mujer que duerme
ilumina los ojos
de otra mujer que, al borde de la cama,
permanece despierta mientras crece
la sombra de sus manos,
su invisible soledad de otro mundo.
La herida del invierno te ha llevado a creer.
Para entrar en lo blanco, vas a necesitar el corazón.