lunes, 14 de febrero de 2011

HG43


 Te me acercas
      contándome al oído milagros
      de miles de leyendas
      que quedaron entre tus aguas.

      Me salpicas
      con espumas inundadas de misterios
      de otros tiempos y distancias,
      con lamentos de promesas
      que perdieron sus palabras
      en tus bajamares intensos...

      Y yo me acerco y te salpico
      sabiéndome tan pequeño,
      tan desconsoladamente chico,
      tan solo entre mis gentes cotidianas,
      que me apabullan tus mareas,
      tus olas y tus resacas.

      A veces me respondes...
      Pero de continuo callas y resbalas
      en las arenas de mi playa
      que esperan impacientes tus respuestas

Luis E.Prieto

DFG


Poema Nació Una Flor... de Gaspar Núñez de Arce



Nació una flor al pie de unas
ruinas donde no la vio nadie:
el sol no más, desde su eterna altura,
supo que aquella flor vivió una tarde.
Así fue mi destino; vegetando
en la aridez de amargas soledades,
oculta en su dolor, vive mi alma.
  !la naturaleza sólo de ella sabe!

Flores




Pablo Neruda


LA mariposa volotea
y arde —con el sol— a veces.

Mancha volante y llamarada,
ahora se queda parada
sobre una hoja que la mece.

Me decían: —No tienes nada.
No estás enfermo. Te parece.

Yo tampoco decía nada.
Y pasó el tiempo de las mieses.

Hoy una mano de congoja
llena de otoño el horizonte.
Y hasta de mi alma caen hojas.

Me decían: —No tienes nada.
No estás enfermo. Te parece.

Era la hora de las espigas.
El sol, ahora,
convalece.

Todo se va en la vida, amigos.
Se va o perece.

Se va la mano que te induce.
Se va o perece.

Se va la rosa que desates.
También la boca que te bese.

El agua, la sombra y el vaso.
Se va o perece.

Pasó la hora de las espigas.
El sol, ahora, convalece.

Su lengua tibia me rodea.
También me dice: —Te parece.

La mariposa volotea,
revolotea,
y desaparece.

Flores


AMIGA, no te mueras.
Óyeme estas palabras que me salen ardiendo,
y que nadie diría si yo no las dijera.

Amiga, no te mueras.

Yo soy el que te espera en la estrellada noche.
El que bajo el sangriento sol poniente te espera.

Miro caer los frutos en la tierra sombría.
Miro bailar las gotas del rocío en las hierbas.

En la noche al espeso perfume de las rosas,
cuando danza la ronda de las sombras inmensas.

Bajo el cielo del Sur, el que te espera cuando
el aire de la tarde como una boca besa.

Amiga, no te mueras.

Yo soy el que cortó las guirnaldas rebeldes
para el lecho selvático fragante a sol y a selva.
El que trajo en los brazos jacintos amarillos.
Y rosas desgarradas. Y amapolas sangrientas.

El que cruzó los brazos por esperarte, ahora.
El que quebró sus arcos. El que dobló sus flechas.

Yo soy el que en los labios guarda sabor de uvas.
Racimos refregados. Mordeduras bermejas.

El que te llama desde las llanuras brotadas.
Yo soy el que en la hora del amor te desea.

El aire de la tarde cimbra las ramas altas.
Ebrio, mi corazón. bajo Dios, tambalea.

El río desatado rompe a llorar y a veces
se adelgaza su voz y se hace pura y trémula.

Retumba, atardecida, la queja azul del agua.
Amiga, no te mueras!

Yo soy el que te espera en la estrellada noche,
sobre las playas áureas, sobre las rubias eras.

El que cortó jacintos para tu lecho, y rosas.
Tendido entre las hierbas yo soy el que te espera!




Poemas de Pablo Neruda

Flores

JUNCOS




FLOR DE OTOÑO

Hoy ya no existes,
eres un borroso recuerdo en mi imaginación
quiero recordarte, pero tantos años de dolor
han sumido el recuerdo en la congoja y el llanto
ahogandolo en un mar de llanto y amargura.
Hoy ya no estás,
Lejanas quedaron ya esas tardes primaverales
en que nuestra juventud reía a flor de piel
con nuestras miradas de adolescentes enamorados
Me dijiste que me querías y yo te respondí con mis besos
Ahora que no vas a volver, solo te pido que te apiades de mi
Una nueva vida
quisite encontrar en tu camino de risas y amarguras
quizás una extraña flor escondida entre lágrimas y risas
encuentres algún día lejos de mí, de nosotros
De unos amigos que juraron serlo por siempre
Quiero decirte
adiós con todo mi cariño y el pesar de mi corazón
con el que cargarás por el sendero de la vida
Pero no temas,
Pues un corazón que ama
no es una carga que pesa…
Poema escrito por Daniel Castilla

JUNCOS



Gustavo Adolfo Becquer

Volverán Las Oscuras Golondrinas

en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales jugando llamarán.
Pero aquéllas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha a contemplar, aquéllas que aprendieron nuestros nombres… ésas… ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas de tu jardín las tapias a escalar y otra vez a la tarde aún más hermosas sus flores se abrirán.
Pero aquellas cuajadas de rocío cuyas gotas mirábamos temblar y caer como lágrimas del día… ésas… ¡no volverán!
Volverán del amor en tus oídos las palabras ardientes a sonar, tu corazón de su profundo sueño tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de rodillas como se adora a Dios ante su altar, como yo te he querido… desengáñate, nadie así te amará

JUNCOS

JUNCOS