
lunes, 28 de febrero de 2011
sábado, 26 de febrero de 2011
sábado, 19 de febrero de 2011
miércoles, 16 de febrero de 2011
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De salitre
son los sueños de la costa,
de la sal y de ese olor
empalagoso y tierno
que te acompaña perenne
en las mañanas del puerto
y en los atardeceres de poniente.
De salitre
son las penas de las hembras
que observan en la noche la arribada
de los barcos a sus casas
contando a lo bajo las ausencias
de los hijos que se fueron.
De salitre
son los amores perdidos
tierra adentro
cuando el olor de las olas
se va diluyendo
y se entremezcla con las jaras
y el asfalto pegajoso.
De salitre
nuestras vidas calladas
que se pegan como el salitre
en los trasfondos del alma
poema de Luis E. Prieto
poema de Luis E. Prieto
2011

Llegaste a hurtadillas
silbando por detrás de los pinares
acompañado de nubes de gaviotas
y de patos emigrantes.
Acariciaste las olas y las dunas
con tu olor fresco de poniente
y despertaste a los cangrejos
que comenzaban la mañana laboriosa.
El mar se rizó a contrapelo
y se hizo fresco y trasparente
como una piscina de fondos arenosos
que deja al descubierto
tus secretos y tus íntimos volcanes
en donde respiran tus navajas.
Bandadas de pececillos
zigzaguean al unísono
entre tus entrañas trasparentes
y el sol comienza a mandar sus rayos
a través de tus rizados espejos
que amortiguan sus calores.
Es el viento de poniente:
una voz suave y de puntillas
que recuerda secretos y promesas
de caracolas perdidas
en algún lugar de la alborada
Luis E. Prieto
2011

Mar
Parece, mar, que luchas
-¡oh desorden sin fin, hierro incesante!-
por encontrarte o porque yo te encuentre.
¡Qué inmenso demostrarte,
en tu desnudez sola
-sin compañera... o sin compañero
según te diga el mar o la mar-, creando
el espectáculo completo
de nuestro mundo de hoy!
Estás, como en un parto,
dándote a luz -¡con qué fatiga!-
a ti mismo, ¡mar único!,
a ti mismo, a ti sólo y en tu misma
y sola plenitud de plenitudes,
... ¡por encontrarte o porque yo te encuentre!
Parece, mar, que luchas
-¡oh desorden sin fin, hierro incesante!-
por encontrarte o porque yo te encuentre.
¡Qué inmenso demostrarte,
en tu desnudez sola
-sin compañera... o sin compañero
según te diga el mar o la mar-, creando
el espectáculo completo
de nuestro mundo de hoy!
Estás, como en un parto,
dándote a luz -¡con qué fatiga!-
a ti mismo, ¡mar único!,
a ti mismo, a ti sólo y en tu misma
y sola plenitud de plenitudes,
... ¡por encontrarte o porque yo te encuentre!
(Juan Ramón Jiménez)
2011

Poema del Autor/a: Basilio Sánchez
Nombre del Poema: Paisaje de invierno
Donde el agua se espesa, una palabra
que se queda en los labios es un hilo de nieve.
que se queda en los labios es un hilo de nieve.
Donde la voz se pierde está el secreto
de las manos del frío,
de todas las pequeñas hojas cristalizadas.
de las manos del frío,
de todas las pequeñas hojas cristalizadas.
Una estrella oscilante se detiene
para la intimidad de la vigilia.
La calle está mojada, el paseante
va pisando la luna bajo la indiferencia de los árboles,
bajo la indiferencia de una noche
que ahora mismo se ordena
sobre las previsiones de sus lámparas.
para la intimidad de la vigilia.
La calle está mojada, el paseante
va pisando la luna bajo la indiferencia de los árboles,
bajo la indiferencia de una noche
que ahora mismo se ordena
sobre las previsiones de sus lámparas.
Como un faro en lo alto,
la luz en la ventana de una mujer que duerme
ilumina los ojos
de otra mujer que, al borde de la cama,
permanece despierta mientras crece
la sombra de sus manos,
su invisible soledad de otro mundo.
la luz en la ventana de una mujer que duerme
ilumina los ojos
de otra mujer que, al borde de la cama,
permanece despierta mientras crece
la sombra de sus manos,
su invisible soledad de otro mundo.
La herida del invierno te ha llevado a creer.
Para entrar en lo blanco, vas a necesitar el corazón.
lunes, 14 de febrero de 2011
HG43

Te me acercas
contándome al oído milagros
de miles de leyendas
que quedaron entre tus aguas.
Me salpicas
con espumas inundadas de misterios
de otros tiempos y distancias,
con lamentos de promesas
que perdieron sus palabras
en tus bajamares intensos...
Y yo me acerco y te salpico
sabiéndome tan pequeño,
tan desconsoladamente chico,
tan solo entre mis gentes cotidianas,
que me apabullan tus mareas,
tus olas y tus resacas.
A veces me respondes...
Pero de continuo callas y resbalas
en las arenas de mi playa
que esperan impacientes tus respuestas
Luis E.Prieto
Luis E.Prieto
DFG

Poema Nació Una Flor... de Gaspar Núñez de Arce
Nació una flor al pie de unas
ruinas donde no la vio nadie:
el sol no más, desde su eterna altura,
supo que aquella flor vivió una tarde.
ruinas donde no la vio nadie:
el sol no más, desde su eterna altura,
supo que aquella flor vivió una tarde.
Así fue mi destino; vegetando
en la aridez de amargas soledades,
oculta en su dolor, vive mi alma.
!la naturaleza sólo de ella sabe!
en la aridez de amargas soledades,
oculta en su dolor, vive mi alma.
!la naturaleza sólo de ella sabe!
Flores

Pablo Neruda
LA mariposa volotea
y arde —con el sol— a veces.
Mancha volante y llamarada,
ahora se queda parada
sobre una hoja que la mece.
Me decían: —No tienes nada.
No estás enfermo. Te parece.
Yo tampoco decía nada.
Y pasó el tiempo de las mieses.
Hoy una mano de congoja
llena de otoño el horizonte.
Y hasta de mi alma caen hojas.
Me decían: —No tienes nada.
No estás enfermo. Te parece.
Era la hora de las espigas.
El sol, ahora,
convalece.
Todo se va en la vida, amigos.
Se va o perece.
Se va la mano que te induce.
Se va o perece.
Se va la rosa que desates.
También la boca que te bese.
El agua, la sombra y el vaso.
Se va o perece.
Pasó la hora de las espigas.
El sol, ahora, convalece.
Su lengua tibia me rodea.
También me dice: —Te parece.
La mariposa volotea,
revolotea,
y desaparece.
Flores

AMIGA, no te mueras.
Óyeme estas palabras que me salen ardiendo,
y que nadie diría si yo no las dijera.
Amiga, no te mueras.
Yo soy el que te espera en la estrellada noche.
El que bajo el sangriento sol poniente te espera.
Miro caer los frutos en la tierra sombría.
Miro bailar las gotas del rocío en las hierbas.
En la noche al espeso perfume de las rosas,
cuando danza la ronda de las sombras inmensas.
Bajo el cielo del Sur, el que te espera cuando
el aire de la tarde como una boca besa.
Amiga, no te mueras.
Yo soy el que cortó las guirnaldas rebeldes
para el lecho selvático fragante a sol y a selva.
El que trajo en los brazos jacintos amarillos.
Y rosas desgarradas. Y amapolas sangrientas.
El que cruzó los brazos por esperarte, ahora.
El que quebró sus arcos. El que dobló sus flechas.
Yo soy el que en los labios guarda sabor de uvas.
Racimos refregados. Mordeduras bermejas.
El que te llama desde las llanuras brotadas.
Yo soy el que en la hora del amor te desea.
El aire de la tarde cimbra las ramas altas.
Ebrio, mi corazón. bajo Dios, tambalea.
El río desatado rompe a llorar y a veces
se adelgaza su voz y se hace pura y trémula.
Retumba, atardecida, la queja azul del agua.
Amiga, no te mueras!
Yo soy el que te espera en la estrellada noche,
sobre las playas áureas, sobre las rubias eras.
El que cortó jacintos para tu lecho, y rosas.
Tendido entre las hierbas yo soy el que te espera!
Óyeme estas palabras que me salen ardiendo,
y que nadie diría si yo no las dijera.
Amiga, no te mueras.
Yo soy el que te espera en la estrellada noche.
El que bajo el sangriento sol poniente te espera.
Miro caer los frutos en la tierra sombría.
Miro bailar las gotas del rocío en las hierbas.
En la noche al espeso perfume de las rosas,
cuando danza la ronda de las sombras inmensas.
Bajo el cielo del Sur, el que te espera cuando
el aire de la tarde como una boca besa.
Amiga, no te mueras.
Yo soy el que cortó las guirnaldas rebeldes
para el lecho selvático fragante a sol y a selva.
El que trajo en los brazos jacintos amarillos.
Y rosas desgarradas. Y amapolas sangrientas.
El que cruzó los brazos por esperarte, ahora.
El que quebró sus arcos. El que dobló sus flechas.
Yo soy el que en los labios guarda sabor de uvas.
Racimos refregados. Mordeduras bermejas.
El que te llama desde las llanuras brotadas.
Yo soy el que en la hora del amor te desea.
El aire de la tarde cimbra las ramas altas.
Ebrio, mi corazón. bajo Dios, tambalea.
El río desatado rompe a llorar y a veces
se adelgaza su voz y se hace pura y trémula.
Retumba, atardecida, la queja azul del agua.
Amiga, no te mueras!
Yo soy el que te espera en la estrellada noche,
sobre las playas áureas, sobre las rubias eras.
El que cortó jacintos para tu lecho, y rosas.
Tendido entre las hierbas yo soy el que te espera!
Poemas de Pablo Neruda
JUNCOS

FLOR DE OTOÑO
Hoy ya no existes,
eres un borroso recuerdo en mi imaginación
quiero recordarte, pero tantos años de dolor
han sumido el recuerdo en la congoja y el llanto
ahogandolo en un mar de llanto y amargura.
Hoy ya no estás,
Lejanas quedaron ya esas tardes primaverales
en que nuestra juventud reía a flor de piel
con nuestras miradas de adolescentes enamorados
Me dijiste que me querías y yo te respondí con mis besos
Ahora que no vas a volver, solo te pido que te apiades de mi
Una nueva vida
quisite encontrar en tu camino de risas y amarguras
quizás una extraña flor escondida entre lágrimas y risas
encuentres algún día lejos de mí, de nosotros
De unos amigos que juraron serlo por siempre
Quiero decirte
adiós con todo mi cariño y el pesar de mi corazón
con el que cargarás por el sendero de la vida
Pero no temas,
Pues un corazón que ama
no es una carga que pesa…
eres un borroso recuerdo en mi imaginación
quiero recordarte, pero tantos años de dolor
han sumido el recuerdo en la congoja y el llanto
ahogandolo en un mar de llanto y amargura.
Hoy ya no estás,
Lejanas quedaron ya esas tardes primaverales
en que nuestra juventud reía a flor de piel
con nuestras miradas de adolescentes enamorados
Me dijiste que me querías y yo te respondí con mis besos
Ahora que no vas a volver, solo te pido que te apiades de mi
Una nueva vida
quisite encontrar en tu camino de risas y amarguras
quizás una extraña flor escondida entre lágrimas y risas
encuentres algún día lejos de mí, de nosotros
De unos amigos que juraron serlo por siempre
Quiero decirte
adiós con todo mi cariño y el pesar de mi corazón
con el que cargarás por el sendero de la vida
Pero no temas,
Pues un corazón que ama
no es una carga que pesa…
Poema escrito por Daniel Castilla
JUNCOS

Gustavo Adolfo Becquer
Volverán Las Oscuras Golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales jugando llamarán.Pero aquéllas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha a contemplar, aquéllas que aprendieron nuestros nombres… ésas… ¡no volverán!Volverán las tupidas madreselvas de tu jardín las tapias a escalar y otra vez a la tarde aún más hermosas sus flores se abrirán.Pero aquellas cuajadas de rocío cuyas gotas mirábamos temblar y caer como lágrimas del día… ésas… ¡no volverán!Volverán del amor en tus oídos las palabras ardientes a sonar, tu corazón de su profundo sueño tal vez despertará.Pero mudo y absorto y de rodillas como se adora a Dios ante su altar, como yo te he querido… desengáñate, nadie así te amará
viernes, 11 de febrero de 2011
DFG

Beberé toda el agua que quepa en mi boca
para colmar ese océano que aún queda por alimentar.
Dentro de mis ojos atraparé al sol; el nuevo sol!
Que hará brillar todas mis miradas.
Sembraré semillas de flores en mi ombligo, para la primavera;
Para no ser una sombra caminando por las plazas, sin color.
Si no, un rostro con rasgos definidos, un contorno de luz.
Una figura que se mueve a voluntad, floreciendo
sin un manto de nubes ancladas al invierno.
Una flor será arrullada por ese viento solaz,
soplo de fuerza que hoy arropa mi espalda
consintiendo mis ansias del devenir primaveral
que mi vientre acuna, hasta que llegue su tiempo.
para colmar ese océano que aún queda por alimentar.
Dentro de mis ojos atraparé al sol; el nuevo sol!
Que hará brillar todas mis miradas.
Sembraré semillas de flores en mi ombligo, para la primavera;
Para no ser una sombra caminando por las plazas, sin color.
Si no, un rostro con rasgos definidos, un contorno de luz.
Una figura que se mueve a voluntad, floreciendo
sin un manto de nubes ancladas al invierno.
Una flor será arrullada por ese viento solaz,
soplo de fuerza que hoy arropa mi espalda
consintiendo mis ansias del devenir primaveral
que mi vientre acuna, hasta que llegue su tiempo.
Anouna
jueves, 10 de febrero de 2011
HG43

Pero cuando amanece
en la playa larga y solitaria,
cuando el sol comienza a acariciar
las dunas y las olas,
cuando las gaviotas y los peces
saludan jubilosos el despertar de la mañana,
entonces el mar, mi mar,
me habla de emociones contenidas
mientras mis pasos presurosos
interrumpen el cristal claro de las aguas
en las orillas de la playa.
Entonces me hago de sueños
y dejo acunar los sentimientos dormidos
en cada paso, en cada huella
de aguas y de arenas. Entonces
mi canto es un canto de peces y gaviotas,
de barcos que faenan a lo lejos,
de bancos de sardinas o jureles
que buscan su amor desesperado.
Y mis pasos, que el agua borra
pero que guarda la arena dorada,
son versos de esperanza
que voy lanzando a los vientos,
al agua, a las olas, a las gaviotas...
a todo lo que añoro y lo que amo
Luis E.Prieto
miércoles, 9 de febrero de 2011
lunes, 7 de febrero de 2011
sábado, 5 de febrero de 2011
miércoles, 2 de febrero de 2011
martes, 1 de febrero de 2011
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